sábado, 26 de noviembre de 2011

La Vereda de la Estrella

El pasado sábado 26 de Noviembre de 2011, el Club Deportivo de Montaña Aznaitín teníamos programada la ruta de la Vereda de la Estrella, la ruta de senderismo más conocida del Parque Nacional de Sierra Nevada. La anunciamos con tiempo en el foro del club para que nos pudiéramos planificar para poder realizarla, ya que es una experiencia única. A pesar de todo, y aunque parecía que íbamos a formar un grupo bastante numeroso a última hora comenzaron las bajas, unas por salud (Ildefonso, Ramón, espero que cuando leais esto estéis plenamente recuperados) y otras por causas de diversa índole, lo que nos redujo el grupo que pudimos disfrutar esta ruta. 

La jornada comenzó temprano, ya que había que llegar a Güejar Sierra pronto para desayunar y posteriormente llegar al punto de inicio de la ruta, distante a 6 Km del pueblo. En Güejar Sierra llegamos a las 8 puntuales como un reloj (suizo, no chino) Miguel y yo mismo, que veníamos de Valdepeñas, Carmen y posteriormente David, Maria Luisa, Julio y Salva, que habían quedado en la Yuca. En la Plaza Mayor del pueblo, precioso por cierto, donde habíamos quedado, tomamos nuestro buen desayuno de tostadas de jamón, para comenzar con energías la jornada, que ya nos harían falta más adelante … En la cafetería se nos unió mi amigo David, de Jaen, que por primera vez nos acompañaba en una ruta (quedó encantado). Tras ver la cara que se les quedó a todos de ver la forma física que tenía la criatura era evidente que había un pensamiento común en mente de todos ¡ ESTE NOS VA A REVENTAR ¡

Ya desayunados y con la fresquita, cogimos los coches y partimos hacia el lugar de inicio de la ruta. El camino acongojó al personal ya que es una carretera estrecha que discurre junto al Río Genil y que era el antíguo trazado del tranvía de Sierra Nevada y que nos lleva tras pasar varios túneles a la unión del Barranco de San Juan con el Río Genil, donde se encuentra el Restaurante San Juan , en cuyo aparcamiento dejamos los vehículos. 

Tras abrigarnos bien y realizar la foto inicial de grupo de rigor, iniciamos la Vereda de la Estrella pasando por un puente de madera que cruza el Genil y da comienzo a unas duras primeras rampas iniciales que nos sirven para ganar altura y a la vez vistas sobre el cauce del río. Sé que fue inevitable pensar malamente de mí y en qué salvajada los había metido (los 22 Km estaban en mente de todos) porque si era así todo explotábamos al poco rato. Por suerte para todos, eran solo los primeros 300 m, luego suaviza mucho hasta ser prácticamente llana. El paisaje otoñal que se divisaba bajo nosotros era de cuento, con el tono ocre de la arboleda y los lechos de hojas caídas en el río y sus orillas … ¡Una delicia¡ Todo ello acompañado por el murmullo intenso del agua cayendo en multitud de pequeñas cascadas. 

A los 2 Km de cómodo sendero, llegamos a un gran castaño centenario muy popular por estos lares, más conocido como “El Abuelo”, que nos recibe a medio desnudar por el otoño y le da un encanto especial al lugar. Las fotos aquí son numerosas por lo que nos sirve para un primer descansillo antes de proseguir nuestro rumbo que nos sigue llevando a través de la Vereda de la Estrella sobre un barranco espléndido, cruzando arroyos que en sus barrancos hacen sinuoso el trazado de la vereda. A los 4 Km llegamos al Mirador del Vadillo donde el camino se bifurca. A la derecha y siguiendo la dirección que llevábamos en lento y paulatino ascenso prosigue la Vereda de la Estrella. 
Nosotros tomamos a la izquierda el sendero que desciende hacia el río y nos lleva al Puente de los Burros que salva el río Genil en un paraje espectacular con vegetación de rivera y un gran lecho anaranjado de hojas caídas sobre las orillas y en las pozas del río que daban a este rincón un encanto especial difícil de plasmar en el texto. Cruzamos el puente sin sentirnos aludidos en absoluto por su nombre y a continuación comienza la conocida como Cuesta de los Presidiarios, por ser la cuesta que hacían pasar a los presos antiguamente para llevarlos a galeras. El comienzo es duro pero el sendero de herradura es bastante sombrío y otorga unas vistas esporádicamente que suplen con creces el esfuerzo empleado. 

Los chistes de Salva van amenizando el ascenso, haciéndolo bastante ameno. Poco a poco vamos ganando altura entre la exótica arboleda que va variando a lo largo del sendero. Hay un momento en que se abre el bosque y nos aparecen de sopetón unas vistas nevadas de varios Tresmiles: Puntal de los Cuartos (3152 m), La Atalaya (3139 m), Pico del Cuervo (3145 m) y el Cerro del Mojón Alto (3115 m). Como en ese sitio nos daba un solecito de lujo y las vistas eran inmejorables, decidimos tomar el tentempié en este lugar, cerca del Cortijo del Peñoncillo. La ingesta se vio acompañada del ilimitado repertorio de chistes de Salva, que con su garrote tan particular nos recordaba a Gandalf, o al más castizo “El Tío la Vara”. 

 Decidimos levantar el campamento hartos de reir y tras subir un poco más a través del pinar, éste se abre y nos regala un excepcional mirador que surge de repente sobre el Barranco del Genil y frente a los grandes Tresmiles: La Alcazaba (3364 m), el Mulhacen (3479 m,) el Puntal de la Caldera (3219 m), el Cerro de los Machos (3327 m) y el Veleta (3396 m). Fue una apoteosis visual que nos delitó durante el rato que estuvimos en este mágico lugar. Tras recuperarnos del impacto, seguimos avanzando ya llaneando para llegar al Refugio de la Cucaracha, privilegiado enclave para poder pernoctar, y que nos da pie a sueños bohemios, con sus vistas frente a La Alcazaba y el Mulhacen en su amplia era. 

Tras inspeccionar las entrañas del refugio decidimos proseguir el sendero que discurre sobre el Barranco del Genil hasta llegar al Refugio del Aceral, junto al barranco del mismo nombre, otro privilegiado lugar frente a esta maravilla natural que son estas cumbres. A partir de aquí el sendero se estrecha un poco hasta llegar a crucar el Arroyo del Aceral que se despeña un poco más abajo en una espectacular cascada. Tras subir el sendero por un frondoso bosque de pino albar, que le da junto a las vistas un toque de autenticidad alpina al entorno, seguimos por nuestro camino ahora afirmado por espléndidos bancales de piedra para poder sostener este sendero entre la gran pendiente del barranco que atravesamos. 

La belleza del sendero no tiene parangón, y todo ello con el marco de las cimas nevadas que no nos abandonan en ningún momento. Al fondo divisamos nuestro siguiente objetivo, la Majá del Palo, confluencia de tres barrancos: el Barranco de Valdeinfierno, el Barranco de Valdecasillas con su preciosa cascada y el Barranco de Lucía. Iniciamos el descenso siguiendo nuestro sendero que zigzaguea aumentando progresivamente su pendiente, aunque en ningún momento es excesiva y llegamos hasta el Río Real (Desde el cruce con el Barranco del Guarnón, el río Genil se denomina así en su tramo inicial). Tras vadear el río de peñasco en peñasco y sin mojarnos milagrosamente, decidimos que el lugar junto al río es el mejor lugar posible para comer, con el murmullo del agua que baja con fuerza en esta confluencia de barrancos y bajo el Mulhacén, ¡Qué más podemos pedir!. 

Pocas veces me ha estado tan bueno el bocata como en este rinconcito, y más acompañado con las aceitunas de cornezuelo que David compartió, ¡Qué puntazo!. Tras irse el sol en esta umbría y ver que la rasca iba en aumento recogimos los bártulos e iniciamos el progresivo descenso a través de la Vereda de la Estrella que zigzaguea paralela al cauce del Río Real siempre en alto. Atravesamos las ruinas de piedra de unos peculiares corrales para animales y aumentamos el ritmo de bajada debido a la hora y al temor de que nos llegara la noche sin acabar la ruta y sobre todo por el fresquito que hacía en esas umbrías con el aire helado que bajaba de las cumbres nevadas. 

Pasamos por las minas de Justicia, en ruinas, y un poco más abajo por otro rincón emblemático de esta ruta y de todo el parque natural, el puente del Guarnón, sobre el barranco del mismo nombre que se inicial justo bajo la cumbre del Veleta y del sus Corrales y desciende agrestemente hasta verter sus aguas al Rio Genil (así se denomina tras su junta). Este puente es imagen de senderismo en Sierra Nevada y portada de varios libros del tema en esta zona. Carmen se pegó una carrera tremenda para llegar a él y disfrutar del enclave. ESPECTACULAR, sobre todo mirando barranco arriba y ver la cumbre del Veleta acechando. Aunque nos resistíamos, tuvimos que dejar este paraje y continuar el trayecto, pasando por las ruinas de la Mina de la Estrella, que da nombre a esta vereda y posteriormente las Minas de la Probadora. 

Un poco más adelante llegamos al cruce del Vadillo, donde inicialmente abandonamos la vereda para ir hacia la cuesta de los presidiarios, y completamos la ruta llegando ya bien anochecido pero con la claridad justa para poder hacernos (no sin dificultad y tras varios intentos) la última foto en el panel indicativo de la ruta como colofón de la misma. Tras despedirnos y tras comprobar que después de 22 Km la sonrisa y el deleite no nos había abandonado en ningún momento de la ruta, cada mochuelo se fue a su olivo, aunque Carmen, Julio, Maria Luisa y Salva se quedaron en unas cabañas de madera en el pueblo, por lo que ellos deben continuar esta crónica con lo acontecido. Esta habrá que repetirla ya que echamos mucho de menos a todos los ausentes y nos hubiera gustado mucho compartir todos estos momentos con ellos. Hasta la próxima. 

Esta crónica sería mucho más visual si la enriqueciéramos con sus correspondientes imágenes por lo que aquí:

Reportaje fotográfico en Facebook

teneis el reportaje fotográfico con cada foto comentada para ubicar y entender mejor lo vivido.


martes, 22 de noviembre de 2011

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